#AContraMano | ¿El portero tiene derecho a equivocarse?

David de Gea cometió un error que contrasta con el valor de su ficha.

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En el marcador global, Barcelona ganaba 2-0. Manchester United tenía 70 minutos para buscar la remontada, como ya la había conseguido en la Champions League ante Juventus y PSG. Messi toma el balón, Phil Jones lo aprieta en la marca, el argentino se ve obligado a desprenderse del esférico; suelta un tiro raso sin fuerza pegado al pie izquierdo del portero… Y es gol. Incomprensible; David de Gea se ha equivocado en la técnica para atacar el balón, que se le va entre la rodilla y el brazo. Ahora los catalanes ganan 3-0, dejando humanamente imposible la probabilidad de remontada para los “Red Devils”.

Cualquier equipo puede conseguir un portero que ataje 15 de 20 disparos, que se aviente “para la foto”, que luzca espectacular, que pegue grandes vuelos por todo el arco. Pero estos factores no son los que cotizan a un guardameta. El valor de un arquero es proporcional: a su grado de perfección, a que no se equivoque cuando sus compañeros le pasan el balón, a que resuelva de manera efectiva el par de llegadas que recibe a lo largo del encuentro, y sobre todo, que preserve su meta en encuentros clave, donde su equipo se juega toda la temporada.

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El error que ayer cometió David de Gea no es congruente con su valor de mercado. Según Transfermarkt, este español es el tercer guardameta más cotizado del mundo, con un precio de 70 millones de euros, solo detrás de Marc-André ter Stegen (del Barcelona) y Jan Oblak (quien por cierto, hoy renovó con el Atlético de Madrid hasta 2023).

Nadie está exento de equivocarse, hasta Messi lo hace, el problema es que De Gea es reincidente. Durante el Mundial ’18, tuvo un desacierto similar que le costó a España empatar contra Portugal. En ambos errores, la equivocación del español radica en no aplicar la técnica adecuada por exceso de confianza. La teoría de cualquier entrenador de porteros afirma que:

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En tiros rasos donde existe tiempo suficiente de reacción, el guardameta debe desplazar todo su cuerpo y colocarse de frente a la trayectoria de la redonda para bloquear su paso. En cuanto el balón contacte el guante, el portero debe jalar el esférico hacia el pecho. De esta forma, aunque se resbale de las manos, la corpulencia del guardameta impedirá que el balón siga avanzando hasta rebasar la línea de gol.

La conclusión es que: el error es humano, pero se puede contrarrestar con los métodos adecuados. Pese al desacierto, David de Gea está entre los mejores del mundo, pero tendrá que trabajar en su técnica para que su valor sea coherente con sus actuaciones en los juegos determinantes. Porque de nada sirve que haya sido elegido cuatro veces “mejor jugador de la temporada” en el Manchester United.

Al final, el error es humano, pero se puede contrarrestar con los métodos adecuados. Pese al desacierto, David de Gea está entre los mejores del mundo. Pero de nada sirve que haya sido elegido cuatro veces “mejor jugador de la temporada” en el Manchester United, si falla en el momento clave. Tendrá que trabajar en su técnica para que su valor sea coherente con sus actuaciones en los juegos determinantes.

Por Jorge Pinto

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