La NBA siempre tiene finales que nos dejan al borde de donde estemos disfrutándola, en mi caso, de la cama después de la victoria de los Raptors de Toronto y Kawhi Leonard como héroe.
Últimos segundos del séptimo juego, Butler había puesto en ventaja a Filadelfia 90-89. Toronto pide tiempo fuera para armar la jugada. Kawhi electo para que fuera el último jugador en tener el balón antes de que se extinguiera el suspiro final del partido, comienza su recorrido por la línea de tres puntos de lado a lado y con la marcación encima, mal parado, y el balón saliendo agónicamente de sus manos cuando se terminaba el juego; todos los aficionados (sin importar a quien apoyaran) viendo como rebota y coquetea el balón con el aro, una, dos y tres veces antes de que cayera y le diera la victoria a Toronto.
Leonard sentencia el séptimo juego y los Raptors están en la final de la Conferencia del Este contra los Bucks de Milwaukee.
En la otra conferencia, el Oeste podrá disfrutar algo nunca antes visto en la NBA: unos hermanos que se enfrenten en equipos contrarios para conocer quiénes serán los que estén en la pelea por el Larry O´Brien. Portland contra Golden State y aunque muchos pensamos que los Guerreros serán quienes representen esta conferencia, la atención (mínimo en el primer juego) estará en lo que pueda pasar entre hermanos y la toma obligada de los padres que estarán en el estadio.
Otra cosa que captó mi atención así como la de todos los amantes de Game of Thrones es la aparición fugaz, casi imperceptible, de Aaron Rodgers (QB de los Green Bay Packers) y que me tuvo de la misma forma que los partidos de NBA, al borde de la cama. No estoy loco, bueno un poco sí pero el punto es que de verdad aparece unos segundos en el penúltimo episodio mientras Daenerys Targaryen destruye Kings Landing.
El deporte y el celuloide siguen de la mano. Apariciones fugaces de las estrellas que cuando se retiren, probablemente prueben suerte con sus dotes histriónicas.
Por: Eduardo Ruiz
