Regresar al arte de aventurarse a usar una máquina de escribir y no tener oportunidad de presionar una tecla pero deshacer lo escrito ya es un arte perdido, mucho menos pensar en arrancar de tajo una hoja por hilar incorrectamente una idea. Llámenme romántico o quizás anticuado pero sin temor a equivocarme es lo más parecido al mundo en el que vivimos; no solo no tenemos una fórmula para regresar el tiempo sino mucho menos para corregir un vituperio al salir de nuestro ser. Debemos ser conscientes, funcionales y sobre todo racionales.
Comienzo con esta reflexión por un par de cuestiones en mi día, primero encontrar ese viejo testigo de como escribir durante horas continuas no siempre era reflejo del dominio ni del tema y mucho menos de la reliquia familiar, (una Remington) si por alguna circunstancia no la ubican y tienen curiosidad o como fue mi caso, nostalgia, chéquenla. La segunda es por lo que provocó la noticia del calendario de pretemporada de la NFL.
Un juego regresa a Honolulu después de una larga ausencia, lo que relaciono de forma directa con la nostalgia de los que vieron ese partido entre los 49ers de San Francisco y los Chargers de los Ángeles. Es aquí donde se produjo o quiero pensar que así fue, reitero con toda certeza piensen en mi como un romántico, el recuerdo, la nostalgia y la felicidad por ver de vuelta un partido.
Este año será durante la primera semana de pretemporada cuando los vaqueros de Dallas enfrenten a los L.A. Rams. La segunda razón por la reacción que generará en los aficionados de Filadelfia ver de nueva cuenta a Nick Foles, ahora como el mandamás de la ofensiva de Jacksonville en la segunda semana de pretemporada.
Por eso al ver esa reliquia, que sin duda conservaré y atesoraré no porque ya sepa escribir como este hito en la historia de las letras merece; sino por el efecto que tendrá ver de vuelta a Foles en otro uniforme, viendo como testigo y esperando que tras mi primer fracaso al escribir este no traspole a lo deportivo y que Filadelfia haya dejado ir al jugador que debía ser el titular, el que en mi relato y guardando proporciones podría ser quien llevara la Remington a una sinfonía y grandes historias en el papel, o en este caso, quien fuera quien debía llevar a Filadelfia.
Sin duda el paso de los años y la nostalgia valorizó la Remington; espero no sea así con Foles y su ausencia en Pennsylvania.
Eduardo Ruiz
